En OLLANTAYTAMBO - Perú |
Un dia, hace ya muchos años,
leyendo unos viejos libros de la abuela,
me interesó una historia la cual tengo presente hasta la fecha. Fue la que me abrió las puertas al… por qué no!!!
Cuentan los viejos libros que
San Francisco de Asís hablaba con los animales.
¿Podría un hombre hablar con los animales? ¿Podría una mente superior comunicarse con una tan primitiva? Jajaja! ¿Era Francisco quien les hablaba, o eran los pájaros quienes hablaban con Francisco y él solo contestaba…?
Cuentan otras historias que
los hombres con conocimientos sobre plantas medicinales, variaciones estacionales, los efectos de la luna y el sol en todos los reinos -todo lo no probado por la ciencia y las matemáticas-, eran llamados machis, chamanes… brujas! Jajaja!
Comienzo aquí una recopilación de historias de mi experiencia con animales.
Un poco bruja, un poco santa... no!!! Nada de eso… pero las historias, TODAS las historias -de ayer y de hoy-, tienen algo de cierto.
El tema está en si estoy lista para creerlo…
Fue estudiando semiología de
animales que note que mi gata -fiel compañera de estudios-, podía adivinar
cuando la iba a necesitar para practicar en ella distintos tipos de
revisación clínica. Jade no era de las gatas que disfrutan de estar
alzadas ni de ser acariciadas… solo lo justo y necesario. Esta era la
primer materia en que la necesitaba como paciente, jaja! y ella por arte
de magia desaparecia!!! ¿Cómo podía darse cuenta en que momento la iba a
necesitar? Estaba horas sentada en mi silla leyendo apuntes, pero en el
instante en que tomaba la decisión de aplicar lo leído… puff…
misteriosamente no estaba…
Comencé a preguntarme cómo es que podía darse
cuenta. Controlé mis patrones de comportamiento, qué hacía yo cuando
tomaba esa decisión, y noté que no hacia nada que la pudiera alertar. Entonces… cómo se daba cuenta!?!? Me estará leyendo el pensamiento…
jajaja! Podría ser…
Ya tenia años practicando el Método IRECA, al cual agradezco no sólo en ser de mucha ayuda a la hora de estudiar, sino de abrir mi cabeza, de cambiar mi forma de pensar (no
inmediatamente.. por supuesto!!), lo que en ese entonces no podía
explicar no existía para mi fue el contacto con una energía
sutil, algo... como si fueran pilas extra… que no solo te dan impulso,
sino que despiertan en vos la OBSERVACIÓN. De qué? De tus acciones,
de tu entorno. UN DESPERTAR, un mundo nuevo…. bah!!... El mismo pero
visto desde otra óptica, desde la premisa de todo es posible.
Dudando
un poco comencé a probar cómo hacer para no alertar a mi gata de que la
quería agarrar. ¡Jajaja! ¡A dónde te lleva la necesidad! Asi fue
que note -tras muchísimos intentos- que ella podía de alguna manera
percibir lo que pensaba. Lo que yo pensaba. ¡Que descabellado!
Reaccionaba con mis pensamientos sólo cuando contenian imágenes...
Semiologia:
¡aprobada! Se podría decir que VIVERON FELICES Y COMIERON PERDICES.
Jaja, no!! Solo llegué a anticiparme, a poder agarrarla. ¡Dejarla quieta
ya es otra historia!
Pero lo interesante es que si
prestamos atención perros y gatos (es hasta aquí que puedo hablar de mi
experiencia) reaccionan de la misma manera frente a pensamientos con
imágenes. Requiere práctica, conocimiento del comportamiento del animal
en cuestión y ¡muuucha paciencia!
Y recuerda que las casualidades no existen!!!
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