25.8.08

¿UNA NUEVA GENERACIÓN DE PADRES?

Por Claudia Barreyro - Creadora de Tinkunaco,
1º Centro Santafecino de Preparación Multidisciplinaria para la Maternidad-Paternidad y Crianza

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Cada vez con mayor insistencia encuentro padres que llevan adelante la idea de una nueva crianza con sus hijos… aquella que ha dado en llamar “Crianza Natural “.
Básicamente se trata del rescate de una manera de relacionarse entre un padre o madre y su hijo o hija a la que le podríamos mejor llamar “interrelación”, donde los padres sostienen que un niño no existe como ente autónomo, sino como un conjunto del cual forma parte: él o ella y su madre, padre o cuidadora maternante.

En este sistema de crianza, el sentimiento de unión con el bebé es tan fuerte que la madre no se siente completa si no está con el bebé, es decir, que deja de ser –en este caso la madre- un individuo autónomo para formar parte de este conjunto.
Para el padre, estar en armonía con su bebé es uno de los sentimientos más plenos que un varón puede imaginar.
Visto más profundamente, la Crianza Natural pasa a ser algo así como una filosofía de trato con nuestros hijos. No siempre se siguen todos los conceptos y técnicas a rajatabla, sino que cada familia tiene la libertad de adaptarlos a su vida diaria según lo necesite.
La crianza natural es la educación respetuosa y empática que fomenta los cimientos para una confianza y comunicación entre los padres e hijos. Algunos de los fundamentos de CN son llevar al niño en brazos, amamantar a demanda, destetar al ritmo que quiera este hijo-a, compartir la cama familiar (colecho) y estimular la empatía mutua.
Esto permite satisfacer las necesidades que todos los niños-as tienen de contacto físico, nutrición y cariño.

El contacto sostenido (vínculo y apego) desde el nacimiento, se vuelve casi en una constante, y el conocimiento cierto de las necesidades de su cría, hace que los padres tengan mucha más confianza en sus decisiones como tales.
En la crianza natural existe una profunda dedicación y compromiso de los padres respecto a sus hijos. Se esfuerzan en crear una atmósfera de confianza y respeto mutuo entre ellos y sus hijos. Esta proximidad hace que aquello que ellos necesiten sea satisfecho tan pronto y plenamente como sea posible o deseable, por lo importante que es que los niños se sientan a gusto con ellos mismos y con su mundo. Esto, a la larga, los vuelve seguros y autónomos, lejos del modelo antiguo de pensamiento que sostenía que darle el gusto a los niños era fomentar un pequeño tirano.
Los padres que practican CN creen que los niños no lloran para manipularlos, sino para comunicar una necesidad física o emocional. Por eso no les dejan llorar sino que intentan reconfortarlos y hacerlos felices.

La mayoría de los padres que siguen CN creen que es normal ayudar a que sus hijos se duerman. Compartir el sueño con sus hijos no es una carga sino algo maravilloso, un momento vinculante, digno de disfrutar.
El colecho es practicado, por comodidad y/o por su facilidad, sobre todo en aquellos padres que trabajan, sumando así horas de contacto filiales.
Los nacimientos son lo más naturales posibles, de esta forma la conexión con el bebé es más fácil y de alta calidad. Cuanto menos intervenido sea el parto, habrá una madre más conectada con su linaje de hembra paridora, y esto traerá seguramente una mayor facilidad de conexión con el bebé desde el primer momento. Tener a la criatura en la misma habitación de la madre, sobre su pecho o a su lado en todo momento (y no en el cunero), permite que se establezca la unión madre-hija-o más fácil y fuertemente .
Alimentar a libre demanda y amamantar exclusivamente, retrasando la introducción de cualquier alimento a parte de la leche materna hasta que el niño esté listo, es otra de las prácticas comunes en CN.
Estar atentos a los signos que indican los bebés es mucho más fácil si estos son transportados en guagüitas, rebozos, en mochilas o en brazos, como las comunidades andinas.

Se practica mucho el contacto piel a piel, las caricias, el cantar, hablar y más tarde escuchar y leerles… todo esto crea oportunidades de afecto y devolución. Jugar y hacer cualquier cosa que dé alegría a la relación y un sentido de proximidad, prolonga y profundiza la relación entre un padre y un hijo a través de la atención individual.
A medida que los niños crecen, la relación entre ellos y sus padres crece también. La disciplina en una familia con CN se ve en el contexto de una relación basada en la confianza y el respeto. Se basa en la guía amorosa, en poner límites y en enfatizar el comportamiento adecuado, en lugar de enfocar energías en comportamientos negativos o inapropiados. Cualquier agresión física o verbal es completamente evitada.
En un entorno donde la niña-o pueda explorar libremente, donde los padres no tienen falsas expectativas en sus hijos, sino basados en su desarrollo individual, permiten el desarrollo de todo su potencial.

Lo más importante es que los padres sigan sus propias ideas y se escuchen a sí mismos y a sus hijos. Cada familia es diferente y cada situación personal requiere sus adaptaciones. Dos familias no practican la crianza natural de la misma manera, pero tienen el mismo respeto y confianza en sus hijos. Vaya escala de valores!!!! ¿No les parece?
Abrigo la esperanza de que CN dé algunos pasos iniciales hacia una nueva forma de relacionarnos entre nosotros, como individuos, como familia, como sociedad, como humanidad.
Amor y respeto mutuo… no puede estar lejos de la verdad.

1 comentario:

nati dijo...

una nueva generacion de padres... y padres de una nueva generacion!
"Generacion", produccion de valores, posibilidades, palabras, afectos, contacto, dialogo, respeto, etc. generar es dar la posibilidad de crear algo, de dar lugar y darse lugar, ser y sentir de manera compartida en este caso, con la responsabilidad mutua de crecer y educar en el amor... padres e hijos aprendemos nuevos codigos, creamos nuevas maneras de comunicarnos y de sentirnos, es la experiencia mas placentera y maravillosa que pueda existir!!!