28.10.08

MÚSICA, BIOMÚSICA y EMBARAZO

EL MUNDO SONORO DE LA MAMÁ
por Ezio Magliano

En el artículo anterior hemos visto como los sonidos maternos llenan el universo vital del feto. Cada uno de estos sonidos es, para el niño, portador del mensaje de la presencia de la madre, presencia que no tiene sólo un valor fisiológico y funcional, sino que también se carga de valores emotivos y afectivos muy profundos. En el ámbito de mis estudios siempre he considerado esto como una lengua real, que cuando venimos al mundo ya conocemos, luego aprenderemos otros idiomas pero éste quedará impreso en nosotros, para toda la vida.

La actividad física de la mamá, sus pensamientos, las sensaciones que prueba y las emociones que vive, se reflejan dentro de su cuerpo con sonoridades variables. La aceleración del latido cardíaco y el flujo sanguíneo, la velocidad respiratoria, las contracciones musculares, modifican las vibraciones rítmico-sonoras en que el niño es envuelto y con los que empáticamente entra en resonancia y percibe las variaciones. El estado de ánimo de la madre y su tono vibratorio son percibidos perfectamente por el niño, así que si la mamá está vibrando con alegría, hace también vibrar al niño de alegría, mientras que al calmarse después de una emoción fuerte, también alienta al niño al mismo proceso.

Esta es la razón que explica por que es tan importante hablar y comunicarse con el niño, ya que se establece una real y verdadera consonancia, en la cual el sonido es el objeto intermediario que permite y facilita la relación, el diálogo y la empatía.


El sonido es

el vehículo privilegiado

del contacto de amor

entre madre e hijo


En el último trimestre de embarazo, cuando los movimientos del niño son mas evidentes, la escucha de si misma como madre se transforma cada vez más en escucha del niño y en su diálogo con él.

Para la madre se pone cada vez más fácil realmente darse cuenta que el niño percibe, siente, oye. Él recibe el sonido materno pero también gran parte de los sonidos del mundo exterior.

Es en este período que el oído del bebino realiza sus primeros procesos cognitivos de reconocimiento y de memorización. En efecto, se ha demostrado que él sabe reconocer determinadas voces a las que ofrece precisas respuestas motor y fisiológicas (como cambio de frecuencia del latido cardíaco), y parecería preferir algunas músicas antes que otras.

Un hecho es cierto: que él, una vez arribado a la luz de la vida, sabe reconocer perfectamente las músicas escuchadas con frecuencia durante el embarazo, y a menudo reacciona relajándose y tranquilizándose mientras las escucha, como si lo recondujeran hacia el mundo acogedor y protector del vientre materno.

Resumiendo, podemos afirmar que la madre vibra para su niño como un instrumento musical, ofreciéndole así su energía y su poesía, mientras que él le vibra en ella en un diálogo sonoro que integra a ambos en una sola "per-sona", diálogo que representa la cuna sonora de la vida.


Próximo: Sonidos de Padre

No hay comentarios: