1.8.08

LA FIN DEL MUNDO

Esto no da para más, así no podemos seguir, el mundo se acaba.
Por Daniel Scian

El mundo conocido hace agua por todos lados, constantemente se producen cambios en todos los ámbitos pero no es suficiente para hacernos sentir que llegamos a alguna certeza, a un modo nuevo y definitivo para todas las cosas. Y es precisamente eso lo que necesita cambiar: la expectativa de un mítico modo único para todo, de un modelo, un paradigma. No se trata de que no existan paradigmas sino de concebirlos de un modo diferente, más elástico. Es interesante pensarlo en relación con la nueva física, una mirada totalmente nueva que no concibe la realidad linealmente sino como una totalidad compleja y abarcadora. Suena extraño, pero hay que aceptar que nuestro concepto del mundo hasta ahora no fue ni es abarcador, porque siempre incluye alguna desprolijidad como mal, el rozamiento, las condiciones ajenas a la temperatura y presión al nivel del mar, el pecado, las formas no platónicas, la falsa escuadra, la basura, los insectos, los otros, lo raro y lo forastero.

La forma de los cambios también tiene que cambiar, y ésa es la novedad, porque asistimos a una coexistencia de lo viejo con lo nuevo en cantidades crecientes de esto y menguantes de lo otro, a diferencia de nuestro familiar "antes y después".
Por otra parte, TODO cambia, ya no es la irrupción de una ideología revolucionaria ni una teoría científica esclarecedora ni la llegada de un Mesías redentor. En todos los ámbitos se caen certezas pero sin llegar a morir; quedan atontadas a un costado de las tenues iluminaciones de lo nuevo que se presenta más como un lentísimo amanecer que como un rayo misterioso.
No obstante, es posible distinguir pautas de lo nuevo, no es tan brumoso el proceso.
Porque se trata de un tiempo de integración, reencuentro, unión de lo distante en el tiempo o en el espacio, lo opuesto, lo nuevo con lo viejo, una sumatoria que no sustituye porque integra.
Oriente y Occidente dan globalización (aún promiscua y teñida por el color de la prepotencia, voluntad de sometimiento, invasión y exacción, pero integración al fin). Femenino y masculino dan ser humano, ateos y creyentes dan sentido trascendente de la vida. Rural y urbano dan ecología y calidad de vida. Producción y consumo dan necesidad y oportunidad.
Y el Poder se encuentra con el poder.
La otra característica de lo nuevo es el pasaje del sustantivo al verbo, porque la forma estática de nuestras certezas tradicionales construye catecismos repletos de nombres capaces de resolverlo todo pero inútiles para la navegación de la realidad, que es una acción y no una cosa.
Es por eso que el error habitual es ponerse a la espera de un cambio deslumbrante, de una cosa nueva que cambie el mundo, cuando lo nuevo radica en cambiar la manera de hacer, estar, ser y conjugar en general. Jugar.
"Acá hace falta mano dura, tiene que venir alguien que ponga orden". Es el lamento de la nostalgia por lo viejo, que no comprende la idea de convivir con grados variables de caos y misterio, que busca con ansiedad iluminar hasta quedar ciegos, que no imagina la agudeza que alguna oscruridad despierta en la mirada.

1 comentario:

Francisco Tassone dijo...

Que interesante este texto, como para despertar a algunos que nos dormimos... o mejor dicho que hacemos nuestro mejor esfuerzo para despertarnos a un mundo real que aún no conscientizamos. !!! Felicidades Daniel y Bea. Fran desde México lindo y querido.